Por: Juan José Taracena
Todo ser humano tiene el derecho de pensar, sentir, actuar, de distintas maneras; este es el caso de las personas del pueblo Xinca, quienes, con sobresalto, miedo, incertidumbre, ven la apertura de operaciones de la mina denominada Escobal.
Como seres humanos queremos lo mejor para nuestras familias, para nuestra comunidad y porque no, para nuestro entorno, esto hace que los líderes comunitarios estén atentos a los cambios y eventualidades que el mega proyecto de San Rafael, tiene contemplado.
El pueblo Xinca tiene todo el derecho de hacer saber su descontento hacía con las autoridades de la minera, con las autoridades del Ministerio de Energía y Minas y con las autoridades gubernamentales encargadas de velar por el buen proceder de este tipo de negocio.
Como país, estamos tan acostumbrados a escuchar cómo las empresas extranjeras hacen y deshacen a sus anchas, quedándonos de brazos cruzados, viendo únicamente como poco a poco van extrayendo los materiales precios de nuestro bello hábitat.
Los líderes Xincas que están tomando las medidas necesarias para llegar a un consenso mediante la consulta, tienen la potestad de ver lo mejor para su pueblo, para su tierra y para su país.
Comments