Por: Irene García
Usar una blusa con un poco de escote, una falda corta o unas pantalonetas en época de calor; salir a ciertas horas de la noche, ir a bares, estar cerca de un grupo de hombres a solas. Normalmente da paso a que se pueda interpretar (al menos en Latinoamérica), la reputación de la mujer, esto es un punto de vista que se ha arraigado en la cultura latinoamericana a pesar de que en varios países esto es un pensamiento anticuado y misógino.
El acoso callejero es algo con lo que se lidia diariamente en todas partes del mundo, en Latinoamérica en algunos lugares se ve con normalidad, e incluso se culpa a las mujeres por su manera de vestir que incitan a los hombres para decirles palabras que podrían considerarse obscenas.
Se ha normalizado tanto este tipo de acciones a tal punto de que muchas mujeres eviten usar cierto tipo de prendas o transcurrir por algunas calles para no dar paso tanto a insultos o incluso violaciones, este tipo de sucesos no se deben normalizar bajo ninguna circunstancia, se debe erradicar los pensamientos que han inculcado.
Se debe recalcar que bajo ningún tipo de situación las personas deben ser objetos de acoso, se deben ser respetados, no importando su forma de vestir, ni la hora que transita por las calles, debemos recordar que nadie quiere ser violentado, ni que lo insulten o acosen de ninguna manera.
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