LA REALIDAD PERIODÍSTICA EN GUATEMALA
Por: Irene García
El ejercicio de un periodista se considera una profesión de riesgo, tanto por la censura, el tipo de coberturas y la profesión en sí. Si bien es cierto que las muertes de periodistas en labor que se han registrado en el país son pocas, se debe resaltar que en los últimos dos gobiernos electos en la república se ha mostrado una clara censura y evasión de los medios de comunicación.
Mediante las manifestaciones que tuvieron lugar en noviembre del 2020, se registraron al menos 15 denuncias presentadas por periodistas ante la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), y la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH). Según el último informe presentado por Reporteros Sin Fronteras, Guatemala es uno de los países que cuenta con menos condiciones para el ejercicio periodístico, el país se encuentra en el puesto #143 de 170 países sondeados en cuanto a libertad de expresión.
Héctor Coloj, miembro del Observatorio de Periodistas de Guatemala, nos comentó que en el año de 2020, se registraron 149 agresiones en contra de comunicadores y en el presente año poco más de 100 fueron contabilizados.
Aún no culmina el segundo año de gobierno del presidente Alejandro Giammattei, y hasta el momento se ha posicionado como el periodo con mayor número de agresiones en contra de periodistas de los últimos gobiernos, tres muertes fueron registradas, una en el departamento de Chiquimula, una en el área de Baja Verapaz y la última en la ciudad de Guatemala.
La APG repudia los actos que se cometieron el pasado miércoles en el Congreso de la República a manos de veteranos militares y la falta de atención por parte de la Policía Nacional Civil (PNC), y las autoridades correspondientes.
Un periodista expone su vida, no solamente por cubrir una fuente, sino por alzar su voz, decir la verdad e informar de manera adecuada, diariamente se debe luchar por conseguir la información de primera mano y verídica, el pensar en el siguiente titular que se llevará los reflectores, la censura a la que muchas veces hemos sido sometidos por comunicar una noticia, no podemos dejar de lado que fuera de nuestra profesión tenemos familia en la cual pensar.
El saber diferenciar las brechas del ámbito personal y la obligación periodística de decir la verdad, nos somete a un constante conflicto interno sobre el verdadero valor de una noticia y lo ético que debe ser tratar un tema.
Actualmente se cuentan con instituciones y asociaciones en pro de los comunicadores lo cual supone una gran ventaja, sin embargo, no debemos olvidar que para la correcta labor y defensa de nuestros derechos no debemos callar ninguna agresión que atente a la libertad de expresión.
Si bien es cierto que en Latinoamérica el llevar un proceso judicial por cualquier tipo de violación a la integridad física de cualquier persona, para los comunicadores es un poco difícil, la historia de nuestro país nos lo demuestra, que si a un gobierno no le agrada la opinión de un periodista lo mejor es silenciarlo, en estos tiempos se evidencia esto al negar o atrasar el acceso a la información.
No obstante, la labor de informar no puede descansar, nuestra mente debe mantenerse enfocada en el próximo titular.
Fotografía: LaHora
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